Todos hemos sentido la soledad de un desierto interminable, la ilusión de un oasis que se desvanece en el horizonte. Hemos atravesado inviernos emocionales que parecían no tener fin, buscando desesperadamente una salida. En esos momentos, las promesas de Dios pueden parecer lejanas, como los discípulos en medio de la tormenta, temerosos y confundidos. ( Juan 6:16-27 )
Sin embargo, recordemos que nadie está exento del sufrimiento. Cada prueba, cada dolor, es parte del proceso que Dios tiene diseñado para nosotros. Es en la adversidad donde se forja nuestra fe y nuestra dependencia en Él
Yo mismo he experimentado esa sensación de desesperación, de sentir que mis oraciones se perdían en el vacío. Pero aprendí que las aflicciones son parte de la vida, tal como lo prometió Jesús. No significa que Dios nos abandona, sino que Él nos invita a confiar en su victoria sobre el mundo. Juan 16:33
Aunque el invierno sea largo y frío, la primavera siempre llega. La oscuridad no puede durar para siempre. Dios tiene el poder de transformar nuestras circunstancias más difíciles en algo hermoso y sobrenatural.
Así que te animo a seguir adelante, incluso cuando te sientas débil y cansado. No te rindas. Confía en que Dios está contigo en cada paso del camino.
Cuanto más frio se torne tu caminar, mas busca de Dios, deja que esa semilla de fe crezca, se desarrolle y te lleve a experimentar la victoria que fue ganada hace más de 2000 años en la cruz del calvario.